viernes, 27 de noviembre de 2020

Si conociéramos el punto

 Si conociéramos el punto
donde va a romperse algo donde se cortará el hilo de los besos,
donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada,
donde el corazón saltará hacia otro sitio,
podríamos poner otro punto sobre ese punto
o por lo menos acompañarlo al romperse.
Si conociéramos el punto
donde algo va a fundirse con algo,
donde el desierto se encontrará con la lluvia,
donde el abrazo se tocará con la vida,
donde mi muerte se aproximará a la tuya,
podríamos desenvolver ese punto como una serpentina
o por lo menos cantarlo hasta morirnos.
Si conociéramos el punto
donde algo será siempre ese algo,
donde el hueso no olvidará a la carne,
donde la fuente es madre de otra fuente,
donde el pasado nunca será pasado,
podríamos dejar solo ese punto y borrar todos los otros
o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro.
Roberto Juarroz

viernes, 20 de noviembre de 2020

mi sangre no coagula

Mi sangre no coagula rápido,
se cierra con dificultad
lo que se cierra en mí,
no me repongo por completo
de ninguna herida,
cada lastimadura degenera
en algo lívido,
cada derrame, aunque pequeño,
se toma el tiempo de un deshielo;
reveses tan remotos que otros cuerpos
entierran sin tropiezos,
siguen pulsando para mi vergüenza,
causándome sonrojos anacrónicos.
Mi anemia no es de glóbulos,
sino de olvido.
Las puertas defectuosas me persiguen.
Esdrújulo no sólo al escribir,
sino también cuando respiro,
en mí todo demora para irse
una o dos sílabas de más,
una o dos venas añadidas al camino.
Me habría gustado
probar todas las jaulas
y cada vez salir sonriente,
hacer del escapismo un arte
y al fin huir del arte mismo,
vivir en pos del más pequeño alarde,
siempre llevándome a otra parte
mi hemorragia,
vida soluble en vez de saludable,
que se diluye encadenándose a otras vidas,
pero no deja en ella sus entrañas.
Fabio Morábito