En la antesala del anochecer escuchábamos la charlatanería de los pájaros soltando el día, regresando al monte, buscando rama para la noche. -Ellos no saben de navidades, supongo, pero parecían felices también-
El horizonte dibujado con las copas más altas del cerro, que de tan cercano, acallaba cualquier palabra,casi todas innecesarias.
Envueltos en el nosotros tibio.
Celeste transparente el cielo que escudriñábamos, conteniendo la respiración, callados como para no asustarla, esperando que aparezca la primer estrella, con los dedos entrelazados y las esperanzas gordas
Yo pedí tres deseos.