Llegaron temprano con sus reposeras, una canasta con el mate y la picada. También tenían una mantita que compartían sentados al ladito… en esta época se pone frío cuando cae el sol
Deben haber sido de porai, y a lo mejor estaban esperando esa función desde tiempo, o no… quizás era solamente el paseo del domingo
Mateando, presenciaron pacientes la prueba de sonido del “conjunto” que tocaba luego, fueron testigos del arribo de los otros lugareños y turistas pascuales a la plaza central, de las payasadas del borracho del pueblo y del perro que le ladraba a las luces.
Se fue juntando gente, algunos se acercaban a la consola de sonido a preguntar "qué va a haber?"
Ya de noche, con una luna llena enorme mirando, comenzó a sonar la orquesta con canciones románticas y la voz del reconocido cantante.
Ellos, discretamente, acomodaron un poco los asientos y se aprestaron a disfrutar del espectáculo
Él, sonriente, ella más seria, pero lo miraba amorosa… Al principio solo escuchaban, él no dejaba de sonreír y movía el pie al ritmo.
A medida que transcurrían las canciones, conocidas, escuchadas en la radio una y mil veces, bailadas en algún salón de fiesta, él, ya canturreaba entre dientes y aplaudía entusiasmado.
Hasta que sonó la primera cumbia. Se salía de la vaina por bailarla, pero ella, más tímida y seria, no se animaba, miraba para otro lado haciéndose la desentendida.
En la siguiente, él se levantó y le tendió la mano obligándola gentilmente a pararse
Una mano laburante, grandota, ajada, quemada por el sol, no tenía movimientos suaves o livianos. -Pienso que quizás trabajaría a la intemperie, sin guantes y levantando cosas pesadas o haciendo fuerza, no sé-
Al final ella se paró, escondiendo la sonrisa en el cuello de la campera de su compañero que ahora sí, la tomaba delicadamente entre sus brazos
y comenzaron a bailar.
Él marcaba seguro y preciso el vaivén de los cuerpos al compás tropical y ella se metía ahí, en su pecho, y lo seguía confiada. Arrullada
Las reposeras, la canasta y la manta, quedaron solas. Ellos no se volvieron a sentar hasta que se callaron los aplausos.
Bailaron, pidieron otra y otra más.
Se encendieron las luces, la gente se saludaba contenta y despeinada de tanto jolgorio. Todas las edades, todos los estratos, todos olvidados del tiempo y del frío.
Ellos recogieron sus cosas y se fueron, conversaban entre sonrisas, íntimos
Un merecido descanso de tanta vida, pensé.
( El cantante de la voz romántica, es el compositor de la música de la novela Rosa de Lejos, y me dijeron que la protagonista era Modista como yo)