sábado, 22 de agosto de 2020

/Diarios

 Sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Esto no lo comprendo perfectamente, es vago, es lejano, pero lo sé y lo aseguro. Tal vez ya sienta los síntomas iniciales: dolor en donde se respira, sensación de estar perdiendo mucha sangre por alguna herida que no ubico


Alejandra Pizarnik

domingo, 9 de agosto de 2020

Hay mensajes cuyo destino es la pérdida

  Hay mensajes cuyo destino es la pérdida,

palabras anteriores o posteriores a su destinatario,
imágenes que saltan del otro lado de la visión,
signos que apuntan más arriba o más abajo de su blanco,
señales sin código,
mensajes envueltos por otros mensajes,
gestos que chocan contra la pared,
un perfume que retrocede sin volver a encontrar su origen,
una música que se vuelca sobre sí misma
como un caracol definitivamente abandonado.
Pero toda pérdida es el pretexto de un hallazgo.
Los mensajes perdidos
inventan siempre a quien debe encontrarlos.
Roberto Juarroz

jueves, 16 de julio de 2020

El pez frío



Hanako, una joven bella, aunque atolondrada, tenía un amante escrupuloso y pulcro que gustaba de hacer el amor con guantes.  Antes de tocarla, el hombre vigilaba personalmente su baño y exigía que ella se fregara con piedra pómez de pies a cabeza, se depilara hasta el último vello y enjabonara cuanto pliegue y orificio había en su esbelto cuerpo, todo sin una sola palabra de afecto o de aprecio por sus encantos.  Ahora bien, en el jardín de Hanako había un estanque donde vivía una carpa gigante y venerable.  A pesar de sus cuarenta años de existencia, el viejo pez no tenía ninguna de las mañas del meticuloso enamorado de Hanako, por el contrario era fuerte como un atleta y lleno de consideración como deben ser los buenos amantes.  No es raro, por lo mismo, que ella prefiriera su compañía.  La joven solía sentarse a la orilla del agua, llamarlo por su nombre y él subía a la superficie a jugar con ella.  Una noche, después de recibir las higiénicas caricias del hombre con guantes, salió al jardín y se echó a orillas del estanque a llorar.  Atraído por los sollozos, el gigante subió del fondo y acercándose a la mano lánguida que tocaba apenas el agua, le chupó uno a uno los dedos con sus fuertes labios.  Hanako sintió que su piel se erizaba y una sensualidad desconocida la recorría entera, sacudiendola hasta la esencia misma de su ser.  Dejó caer un pie al agua y el pez besó también cada dedo con la misma dedicación, luego la otra mano y el otro pie, y enseguida ella puso las piernas en el estanque y la carpa frotó las escamas de plata de su vientre contra la piel de la muchacha.  Hanako comprendió la invitación y se dejó caer en el barro del estanque, abierta y blanca como como una flor de loto, mientras el atrevido pez rondaba  en torno a ella acariciándola y besándola y obligándola a abrir las piernas y entregarse a sus caricias.  El pez le soltaba chorros de agua por las partes más sensibles y así poco a poco fue ganando terreno conduciéndola por las rutas del placer sublime, un placer que Hanako no había tenido jamás en brazos de hombre alguno y menos, por supuesto, del amante enguantado.

Más tarde ambos reposaron flotando contentos en el barro del estanque bajo el escrutinio de las estrellas.


Lady Onogoro Japón, siglo XI


lunes, 13 de julio de 2020

arpón o agua

Yace ahí
boqueando 
aleteando la arena...
Pobre!

Que el más valiente
le entierre el arpón
o tenga piedad y 
lo devuelva al agua.

Yace ahí el resto
de nuestro amor.
Seré valiente pues
la piedad
no es para los amantes

Euge Lépori

PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA


Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caída la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.
Julio Cortázar

domingo, 12 de julio de 2020

Nostalgia

Era perfectamente natural que te acordaras de él a la hora de las nostalgias, cuando uno se deja corromper por esas ausencias que llamamos recuerdos y hay que remendar con palabras y con imágenes tanto hueco insaciable

Julio Cortazar

jueves, 9 de julio de 2020